Mirar al futuro en tiempos del coronavirus. !Disfrutando el PRESENTE!

Estamos asistiendo en primera persona a una situación que parece irreal, sacada de una película a ficción, una de esas distopías que, tan lejanas como improbables nos parecen. Muchos de nosotros hemos perdido, aunque sea temporalmente, nuestras vidas, las de antes, las de siempre. Nos movemos a tientas en una realidad incierta, desconocida, sin certezas, ni plazos seguros. Nos ha estallado en la cara sin tiempo de prepararnos ni de recurrir a nuestras viejas estrategias de afrontamiento, más o menos eficaces en tiempos de presunta normalidad.

La incertidumbre es difícil de gestionar para todas las personas, en especial para los niños:

Trata de estar sereno.  Los niños absorben como esponjas o radares gigantes el tono emocional que hay en el ambiente. Si son pequeños reaccionarán a él con respuestas similares a lo que están percibiendo y esto incluye a los bebés. Si son más mayores, podrán verbalizarlo, pero no por ello, no lo acusarán. Maneja de forma inteligente e higiénica la información. Ante semejante bombardeo hay que seleccionar lo que se ve y lo que se escucha y dosificar los tiempos para ello, con el fin de no aumentar los niveles de ansiedad cuya línea base ya se encuentra muy elevada. Igual que entendemos que una adecuada higiene de manos disminuye el riesgo de contagio, una adecuada higiene mental, disminuye el riesgo de angustia y ansiedad. No transmitas a tus hijos la idea de que hay que “matar” el tiempo o “distraer la ansiedad, el miedo o el dolor”.  Permite que emerjan el aburrimiento, la duda, la frustración y el cansancio porque de esa manera podrás ayudarles a gestionarlo. Solo viviéndolo sacarán de dentro las herramientas que van a necesitar el resto de su vida. Incluso cuando volvamos a la normalidad, cualquiera que esta vaya a ser, van a tener que lidiar en la vida con todo tipo de emociones dolorosas (no negativas) y es ahora cuando van construyendo los recursos para ello, con tu apoyo, tu contención y tu incondicionalidad. Es necesario aprender a fluir sin tener la mente embotada a todas horas con los arlequines de la modernidad colapsando nuestros sentidos. Ahora más que nunca la realidad se ha vuelto infotóxica. Y, cuando te fallen los recursos, las ideas, las soluciones y la calma y te venza el miedo, la ansiedad y la pena entonces no lo dudes,  aprende de tus hijos. Los niños suelen saber muy bien qué es esencial y qué es accesorio.

Haz de la flexibilidad un mantra y de la humildad un leiv motiv que te sirva de brújula siempre, pero ahora resulta esencial.

Pensemos en acciones que dependan de uno mismo.  Viktor Frankl, prisionero en Auschwitz, escribió que cuando estaba en momentos muy difíciles, se quedaba atrapado en pensamientos cotidianos. Se preguntaba si podría comer una salchicha extra, pensaba en el dolor que le causaban sus zapatos desgastados y sobre tantos otros problemas de su día a día. Para recuperar la energía se imaginaba dando una conferencia en sillones cómodos, en un auditorio atento y agradable, hablando sobre la psicología de los campos de concentración. Esta perspectiva le permitía aliviar los malos momentos.

Vale la pena hacer una lista de acciones para una vez que hayamos superado la Covid-19.

Diferenciemos fantasías de sueños.  Posiblemente incluiremos unos sueños más factibles que otros en nuestra lista de acciones. Aparecerán incluso meras fantasías que nunca cumpliremos. Las fantasías también tienen un sentido: entretienen a nuestra mente. No pasa nada por tenerlas.

Pongamos un propósito a nuestros sueños.  El sueño que cobra más fuerza es aquel que ayuda a terceros o atiende a un propósito. Seguramente echemos de menos cosas cotidianas, como dar un paseo, ver una película en el cine o comer en nuestro restaurante favorito. Todas estas acciones podrían formar parte de nuestra lista postCovid.

Como resumía Nietzsche: “Quien tiene un porqué para vivir puede soportar cualquier cómo”.

No definamos una fecha concreta.  Aunque sepamos que todo esto va a pasar, no conocemos con precisión cuándo, ni debemos someter nuestra lista a una fecha concreta.

Soñemos, ilusionémonos con nuestra lista postCovid, démosle un sentido y no nos agobiemos con cuándo sucederá.

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